Luego avancé un poco mas y me quedé debajo de un puentecito peatonal (era lo mas grande que había) y ahí ya perdí toda la paciencia: tránsito + granizo = mal humor, por lo tanto, regreso a casa. Mi ahijado vendrá otro día.
Pero ahí no terminó todo, porque de ahí en mas retomé para volver cuando estaba lloviendo fuerte, me refugié debajo de un puente en una calle que pasaba debajo de la General Paz y luego busqué una estación de servicio, en el medio, esquivando calles con agua, ramas tiradas, postes volteados y basura por doquier.
Gracias a Dios el 500 salió ileso, al llegar a una estación de servicio lo sequé con una toalla y le hice una inspección ocular y no encontré bollos, mañana voy a hacer otra inspección con luz solar:
Al llegar a casa me di cuenta del kilometraje:
Intenté sacarle una foto antes pero salieron movidas, jaja.
